Cuando hicimos la visita al restaurante, aprendimos muchas cosas, volvimos al cole con muchas de nuestras dudas ya resueltas. Pero ojeando las fotos y revisando su contenido, nos dimos cuenta de que son muchas las veces que en la cocina de un restaurante se utilizan las matemáticas para resolver situaciones que van surgiendo. Pues bien, ya habíamos hecho de cocineros en nuestro taller de cocina, y ahora, íbamos a volver a serlo para intentar solucionar 3 problemas matemáticos que todo buen cocinero debe saber resolver. Para hacerlo, pedimos ayuda a 3 madres de otras clases que vinieron el viernes a nuestra clase; cada una de ellas, se puso en una mesa y planteó un problema. Los niños formaron tres grupos y debían rotar para pasar por las 3 mesas y así, resolver los 3 problemas. Uno, estaba relacionado con el pan, y es que el jefe de cocina nos enseñó a colocar el pan en la bandeja y meterlo en el horno. En cada bandeja cabían 6 panes, pero en nuestra clase para poder comer todos, necesitábamos 24. La cuestión entonces era averiguar cuántas bandejas necesitaríamos para hacer pan para todos. Los niños buscaron ayuda en la plastilina, y para resolver el problema, hicieron panes moldeándola.
El segundo problema estaba relacionado con la tortilla que también nos hicieron. Era una tortilla pequeña, pero nosotros íbamos a imaginar una más grande con la que pudieran comer todos los niños de cada grupo. Tenían que averiguar en cuántos trozos debían cortar la tortilla y lo harían con una tortilla hecha de cartulina que irían cortando para intentar que todos los trozos saliesen iguales.
Y el tercer problema hacía referencia al café que nos enseñó a hacer el papá de Gabriel. Usó un cacito para hacerle un café a un cliente, así que les presentamos a los niños un paquete de café entero y un cacito para que calculasen cuántos cafés podrían salir de un paquete. Primero, lo debían hacer estimando, y después lo comprobarían con café real.
Esta vez contamos con la ayuda de Fini (madre de Hugo), Mª del Mar (madre de Valentina) y Miriam (madre de Carmelo). Somos una comunidad, y por eso, nuestras aulas están abiertas no sólo a nuestras familias, sino también a las familias de nuestros compañeros mayores. Les agradecemos a las 3 su colaboración porque gracias a ellas, la experiencia mereció la pena.
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