ADIÓS A LOONIELANDIA.

Llevábamos algunos días en los que, en el momento de los rincones, ningún niño elegía la maqueta para jugar. Les pregunté el motivo, y les dije que éramos nosotros, todos nosotros, los que decidíamos qué espacios había en nuestra clase, y que si la maqueta ya no nos interesaba, era el momento de plantearse qué hacer con ella. No teníamos que sentirnos mal, porque la hicimos entre todos y todos la hemos disfrutado; pero ha sido una maqueta construida con materiales de la clase, materiales que de tanto usar, se han ido deteriorando. Ahora, había que decidir si dedicar tiempo a arreglarla, o plantearnos el quitarla y pensar qué hacer con ese espacio que hasta ahora, había ocupado la maqueta. Como todo en nuestra clase, la decisión ha sido democrática, y cada niño ha justificado su opinión; a través de una votación, la decisión final ha sido quitar la maqueta. Es un paso más que nos ayuda a seguir avanzando y a plantearnos nuevos retos.