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Javier: a la India.
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José C: porque a lo mejor fueron antes, perdieron
su llave inglesa y ahora van a recuperarla.
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Laura: a China, a aprender a hablar como hablan
allí.
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Seño: ¿qué idioma se habla allí?
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Laura: inglés.
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Natalia: no, porque yo tengo un amigo chino que
habla como nosotros y chino.
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Natalia: a España, para aprender a hablar español.
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José C.: a un bosque, porque querrían buscar un
balón que se les ha perdido.
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Moisés: a Madrid, porque se le habrá perdido una
moneda.
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María: pero las monedas están en todos los sitios.
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Gonzalo: menos en los países pobres.
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Raúl: o a Barcelona, para meterse en una piscina.
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María: en Brenes también hay piscinas.
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Daniel: mi tita tiene una de las que no se quitan
nunca.
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Sara: a Sevilla, a comprar alguna cosa que se le
ha olvidado.
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Daniel: pero en Brenes también hay tiendas.
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Seño: pensad en una cosa que haya en Sevilla pero
no en Brenes.
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Natalia: un campo de fútbol muy grande.
Geppeto fue viendo cómo la marioneta cada vez era más real, tanto, que en un arrebato, salió corriendo, obligando al pobre anciano a salir detrás de ella. La gente a su paso, se apartaba, y un policía, al ver todo el jaleo, paró a Pinocho; Geppetto se lo agradeció al policía, que al escuchar como éste le decía a Pinocho que le tiraría de las orejas al volver a casa, decidió dejar marchar a la marioneta, y llevarse a la cárcel a Geppeto. Esto nos dejó impactados; ¿había hecho algo como para verse encarcelado?
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Patricia: no ha hecho nada. Sólo ha corrido para
hacer una carrera.
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Laura: no, ha corrido detrás de Pinocho por si se
caía y se hacía una pupa.
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José C.: pero no ha hecho nada.
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María José: a lo mejor el policía ha oído que
quería tirar de las orejas a Pinocho.
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Daniel: mi padre también me tira de las orejas y
no se lo llevan a la cárcel.
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Seño: cuándo te tira de las orejas?
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Daniel: ya no, cuando era pequeño.
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Moisés: o cuando juega contigo, a que sí?
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Francisco: pero no es culpa de Geppetto ni de
Pinocho. Es culpa de la gente.
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Seño: cuándo os tiran de las orejas vuestros
padres?
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Francisco: cuando me porto mal.
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Laura: a mi me tira cuando hago algo malo.
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Javier: a lo mejor, la policía no se lleva a los
padres porque está en la calle y no los oyen.
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José P.: mi padre me tira jugando.
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Seño: entonces, no es tan malo que papá nos tire
de las orejas como para llevarlo a la cárcel.
Reflexionamos sobre aquellos motivos que sí eran importantes como para que te encarcelasen:
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Daniel: por robar
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Pepa: por matar.
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Laura: por coger un cuchillo y matar.
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Jorge: por tener un arma.
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Javier: por conducir borracho.
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Daniel: por robar un coche.
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Gonzalo: o una bici.
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Marí Carmen: o comida.
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Javier: o por quedarte dormido cuando conduces.
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Laura: o por no pagar en el Mercadona.
Después de esta conversación tan interesante, propusimos un juego, en el que los niños se pondrían por parejas, y uno de ellos serían el carpintero y otro el trozo de madera. Íbamos a tener que utilizar el ingenio para conseguir que nuestro trozo de madera se convirtiese en lo que nosotros quisiésemos. Para ello, colocaríamos el cuerpo de nuestro compañero de tal forma que simulase el objeto que teníamos en mente. El resto de niños deberían de averiguarlo. Fue un juego muy divertido, que decidimos repetir en los momentos de patio.
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