Algunas canciones sabíamos seguro que no eran lo que buscábamos, ya que las reconocimos al instante; la música del circo o la música de discoteca no eran las más idóneas, ya que eran demasiado rápidas. Pero tampoco nos interesaban la marcha nupcial o la balada. Las sevillanas, aunque son propias de nuestra tierra, son para la feria, así que tampoco; y escuchando tanta música, no podíamos evitar que se nos fuesen los pies al son de cada melodía.
Por fin, parecía que habíamos encontrado lo que buscábamos; ya José Luis, de la clase de los osos, nos había dado pistas sobre cómo se bailaba con música hawaiana, y Javier, también de los osos, nos tarareó una canción que según él, era lo que buscábamos. Pues bien, aquello que comenzamos a escuchar era una música suave, que recordaba a una jornada de playa, y que ¡su letra hablaba de Hawaii! Lo habíamos conseguido, ya tenemos la música para la fiesta, así que lo mejor, fue comenzar a ensayar.
Además, hemos descubierto otro baile típico de Hawaii, el Limbo, en el que los participantes tienen que pasar por debajo de un palo sin tocarlo. Es complicado, así que comenzamos a practicar; cabeza hacia atrás, rodillas flexionadas y movimiento, ¡a bailar!
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