- Ponerle agua limpia, pero no funcionó.
- Cambiarla de botella, pero tampoco funcionó.
- Hacer magia,...tampoco.
- Cortarle las hojas secas,....ni con esas.
El caso es que en esta semana, hemos admitido que la flor ya no va a ponerse mejor y que se ha secado; era el momento entonces, de decidir qué hacer con ella. Hoy, hemos anotado dos ideas: podíamos tirarla o guardarla de recuerdo; para que cada opinión fuese escuchada, hemos hecho una votación, y la opción más elegida ha sido la de tirarla.
En un principio, pensamos en tirarla a la basura, pero como no sabemos dónde hay un contenedor de flores, pensamos en tirarla a la papelera del patio. Laura dijo que ahí se ensuciaría con la basura, así que Raúl, propuso tirarla por detrás de la valla que tenemos en el patio, donde viven los caballos. Nos pareció un buen sitio, ya que allí habría más palos, más ramas secas, y nuestra flor no estaría sola. Así lo hicimos, y nos sentimos muy orgullosos de haber sabido cuidar a la flor durante tantos días.
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