- Regalárselos a un amigo.
- Dárselos a los niños pobres.
- Dejarlos en la clase.
- Tirarlos.
Hablamos de que queríamos que fuese como un regalo para un amigo especial, así que pensamos en que cada niño y niña trajese una caja de cartón para meter su juguete y poder así, prepararlo para el destinatario. Hicimos una nota en la que pedimos a nuestras familias las cajas.
Durante estos días, cada niño y niña ha ido preparando su regalo para ese amigo especial, y la única norma que pusimos fue que todos pudiésemos tener regalo, de manera que cuando un niño eligiese a un amigo, si ese niño o niña ya tenía regalo, debía escoger a otro. No les costó demasiado elegir a un compañero especial, y tenían varias alternativas a la hora de hacerlo. Por fín, ayer pudimos repartir los regalos para llevárnoslos a casa; hubo risas, emoción, una cierta complicidad, nervios por ver qué nos había tocado y también por ver la cara de nuestro amigo al abrir nuestro regalo. Fue un rato lleno de magia con el que todos disfrutamos y sobre todo, nos dimos cuenta que dejamos de darle valor a las cosas demasiado rápido y que algo que para nosotros ya no sirve, puede ser el mejor regalo para otro.
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