Además, Sara nos ha traído una ramita de un naranjo en flor, para que podamos disfrutar del olor a azahar; hemos decidido plantarla en una maceta con mantillo, a ver lo que ocurre.
Pepa nos ha contado que las semillas que trajo de habas debíamos haberlas guardado en el frigorífico, y que seguro que ahora estarán negras; lo comprobamos, y vimos que, en efecto, las semillas no estaban en buen estado. Tuvimos que tirarlas, igual que las de papaya que trajo Laura.
Por su parte, la flor del día de la Paz (que aún seguimos conservando), nos la encontramos aún más mustia; pero nos resistimos a abandonarla. Algunos niños dijeron que ya no se podría hacer nada, pero otros, propusieron que si le cambiábamos el agua y le poníamos un agua nueva, seguro que se recuperaba. Así lo hicimos, veremos qué ocurre.
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