Hoy Daniel R. ha traído a clase un bote lleno de tapones de corcho; al principio, no sabíamos muy bien para qué eran, pero él nos ha explicado que nos podrían servir para el rincón de los experimentos. Nos ha puesto algunos ejemplos, como que con los tapones, podríamos ver si el corcho flota o no. ¡Buena idea!
Por su parte, su tocayo, Daniel, ha traído un colador para ver qué elementos del rincón se pueden colar con él, y cuáles no. Además, ha traído un teléfono antiguo que ha dado pie a una conversación muy interesante, donde lo hemos comparado con un teléfono actual, hemos visto los pros y los contras de cada uno, y hemos hablado también de la obsesión que alguna gente tiene con ellos.
Sara nos ha presentado una lista de canciones que su madre le ha escrito para que nos las pueda enseñar; algunas ya nos las sabíamos, pero otras, han sido toda una novedad. Laura ha dicho que la música también se puede escribir con notas musicales, y nos ha dibujado algunas en la pizarra.
Como véis, todo lo que llega al aula con una intención clara, es aprovechable; una manera de unir el entorno familiar y el escolar, y hacer protagonistas por un ratito a cada uno de nuestros niños. No se trata de traer por traer, pero sí de implicarnos tanto en lo que ocurre en clase, que llevamos nuestros intereses a casa e intentamos darles respuesta uniendo ambos contextos.
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