miércoles, 23 de marzo de 2011

LUCI, LA LUCIÉRNAGA.

En la sesión de esta semana de la mariquita Juanita, ésta se encontraba con un animal que la mayoría, no conocíamos. En un principio, comenzamos pensando qué animal podría ser y poco a poco fuimos recibiendo pistas para acercarnos a la respuesta correcta. Laura fue quien más se acercó, hablando de una libélula. Descubrimos que era una luciérnaga y estuvimos describiendo cómo es este animal a través del dibujo del cuento. Leímos el cuento y en el mismo, la luciérnaga se va acercando poco a poco a Juanita. En un principio, nuestra amiga creía que se trataba de una estrella que se había caído del cielo, pero cuando la escuchó hablar, se dio cuenta de que se trataba de un animal. La luciérnaga le contó que no tenía miedo a la noche, ya que ella tenía una lucecita que se encendía en la oscuridad. Pronto Luci tuvo que irse, ya que una campanilla le avisó de que tenía algo que hacer.
Nos centramos en la idea de que Juanita admiraba la noche justo antes de que llegase Luci; recogimos nuestras ideas acerca de qué pasa cuando es de noche y porque sabemos que ha llegado. María dijo que de noche su mamá no le deja salir; Daniel siguió con que de noche nos vamos a la cama y que en el cielo está la luna. Laura dijo que también había estrellas, y Pepa terminó diciendo que el cielo de noche es de color negro.
Concluimos que de noche había silencio porque todos estábamos durmiendo y porque estaba oscuro.  Al preguntarles si tenían miedo de noche, casi todos dijeron que no, pero Mª José y Amalia me dijeron que sí, porque se quedaban solas y eso no les gustaba.
Lo que hicimos después, fue ver una serie de obras de arte muy famosas de pintores como Van Gogh en las que el tema principal era la noche. Nos fijamos en cada una, las describimos y dijimos cuál nos gustaba más y nos despertaba más tranquilidad. La imaginación comenzó a funcionar y nuestros niños y niñas veían incluso lo que no estaba plasmado en el cuadro, como cuando imaginamos que en una casa que se veía al fondo en la obra "Una noche de Carnaval" e imaginamos quién podría vivir en ella.
Tanto hablar de oscuridad y de noche nos llevó a entender que, para estar a oscuras, lo único que había que hacer era cerrar los ojos. Lo hicimos por un momento, todos juntos; a continuación, propusimos un juego en el que los niños y niñas iban a hacer tareas muy sencillas con los ojos tapados. Así lo hicimos, y nos dimos cuenta de que era mucho más complicado. Cuesta entender que hay personas que son capaces de vivir así y demuestran día a día que pueden con todo. Desde aquí, nuestro apoyo a todas ellas.









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