Alicia sigue en su aventura por el País de las Maravillas; hoy se ha encontrado con una oruga azul que en un principio, era un poco maleducada, pero que después le dio una clave importante. Nuestra amiga consiguió salir de la casa del conejo comiéndose uno de los pasteles que estaban cayendo; decidió entonces ir a buscar aquel jardín que vio desde la sala de las puertas. Pero tenía un problema, y es que era demasiado pequeña, tanto como una hormiguita. Encontró una seta y justo encima, descansaba la oruga azul; sin explicarle nada, la oruga le aconsejó que comiese de la seta, pero que tuviese en cuenta que si comía por un lado, encogería, y si comía por otro aumentaría su tamaño. ¿Cómo pudo ocurrir aquello? La oruga fue capaz de adivinar el problema de Alicia y supo darle un buen consejo parar arreglarlo. Y a raíz de esto, hemos decidido convertirnos nosotros también en adivinos con un juego en el que algunos de nuestros compañeros respondían a un cuestionario relacionado con sus gustos y su familia. El resto no podía escuchar sus respuestas, y después, les preguntábamos cuál sería la respuesta de cada uno, para ver cuánto nos conocemos. Como premio, cada niño cuando acertaba, recibía una oruga azul, y el niño que más orugas juntase era el que mejor conocía a sus compañeros. Ha sido muy divertido, y la verdad es que nos lo hemos pasado muy bien, y nos ha servido para conocernos aún mejor. No sabíamos que a Pepa le gusta el helado de fresa, que a Moisés le encanta el color verde, que Mª Carmen duerme la siesta o que el papá de Natalia trabaja en un hotel. Al final, Francisco ha sido el que más aciertos ha tenido, y como en todo concurso, se ha llevado un premio: la medalla al que más sabe de sus compañeros. ¡Enhorabuena!
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