miércoles, 21 de diciembre de 2011

UN PROBLEMA DE CHOCOLATES.

El día que los niños y niñas trajeron a clase todo lo que habíamos apuntado en la lista de materiales para decorar la clase de Navidad, los niños y niñas responsables de los muñecos de chocolate trajeron varias bolsas, ¡menudo festín! El caso es que nuestra idea original era la de darle un muñeco de chocolate a cada Rey Mago, pero como teníamos tantos, elegimos los más grandes para sus majestades y los demás, los pusimos en un plato y decidimos comérnoslos el último día de cole de este trimestre. Ya quedan pocos días, así que para tenerlo todo listo, hoy estuvimos viendo si había suficientes chocolates para todos los niños. Pepa propuso contar primero los chocolates, para ver cuántos teníamos; nos dijo que sería fácil si poníamos los chocolates en el suelo de la asamblea y debajo de cada chocolate poníamos un número, así podríamos ir contándolos. Natalia fue haciéndolo como Pepa había propuesto.



Al final, resultó que teníamos 23 muñecos de chocolate.
En clase somos 24, así que teníamos un problema. Javier propuso coger un chocolate y partirlo por la mitad. Eligió una bola, que decía que sería más fácil. Lo primero que teníamos que hacer era quitarle el envoltorio; no podíamos romperlo, ya que lo necesitaríamos después. Laura le ayudó. 
Utilizamos un cuchillo de plástico, pero aunque Javier puso todo de su parte para partir la bola por la mitad, al final resultó que conseguimos un trozo grande (casi la mitad), pero el otro se nos partió en 8 trozos pequeñitos. ¿y ahora qué?

Daniel propuso que un niño se comiese la mitad completa, y otro se comiese los 8 trocitos. Todos lo vimos bien, y nos dimos cuenta de que si tuviésemos un pegamento con sabor a fresa y pegásemos todas las partes, volveríamos a tener una sola bola. Teníamos un papel para una mitad, pero ¿y para los trocitos? Francisco propuso utilizar el papel de plata, que se parece mucho al envoltorio de los muñecos de chocolate.

Natalia colocó los dos nuevos chocolates; por fin, teníamos 24 chocolates. El día de la visita de los Reyes Magos nos los comeremos, sólo uno, porque si no a Javier le duele la barriga, a Laura se le pican los ojos, y a José C. le explota la barriga.

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