miércoles, 19 de septiembre de 2012

ZAPATERO REMENDÓN.

La vida cada día te sorprende, y casi nunca terminas la jornada sin aprender algo nuevo. Hace unos días, Mª Carmen trajo al aula en un bote, un animalito, parecido a las libélulas, pero que ella muy bien, nos explicó que era un zapatero. Nos contó que se lo encontró en el patio de casa, "achicharrao" del sol, y que estaba muerto, pero que era muy bonito y quería que lo viésemos. Como si de una experta se tratase, todos le hicieron preguntas sobre este bichito, y ella fue contestando.
Pero nuestra curiosidad no llegó ahí; algunos niños empezaron a pensar que quizás el zapatero nos estaba gastando una broma, y en realidad, no estaba muerto, sino dormido. Por eso, debíamos vigilarlo día y noche. Algunos niños, se lo estuvieron llevando varios días a casa para no perderlo de vista, y sus respuestas siempre eran las mismas: "no se mueve, está muerto". No nos quedó más remedio que aceptarlo; nuestro nuevo amigo había muerto, y surgieron opciones como la de enterrarlo o directamente tirarlo a la basura. A raíz de esto, tuvimos una conversación muy interesante sobre las pérdidas y la aceptación de que algunos seres queridos se van.
Mª Carmen como dueña del zapatero, tenía en su mano la decisión de qué hacer con él; ella decidió volver a llevárselo a casa para guardarlo en una maceta de su patio. Todos la respetamos.

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