domingo, 10 de abril de 2011

EL OLFATO DE ALICIA.

En la lectura de esta semana de nuestro cuento preferido, Alicia llegaba a una casa de la que se escuchaba un gran jaleo. Antes de seguir leyendo, hemos estado pensando qué podría ser tanto ruido; Daniel me ha dicho que habría un monstruo que estaría partiendo los “sofares” porque estaría enfadado, Javier que habría un dragón enfadad, Pepa que un dinosaurio que luchaba con el monstruo, Laura que un león que también luchaba, y Moisés que un tigre. Hemos seguido leyendo y nuestra amiga, se atrevió a abrir la puerta. Allí, se encontró una cocina en la que estaba un cocinero, la duquesa, un bebé y un gato. Alicia comenzó a estornudar por culpa de la pimienta que el cocinero le estaba poniendo a la sopa porque estuvimos hablando de que la pimienta a veces se cuela en nuestra nariz y nos hace estornudar. Aquel gato que estaba en la cocina no paraba de reír, y nos preguntamos que por qué reía tanto. Daniel me dijo que porque se alegraba de ver a Alicia, Pepa que porque a lo mejor el gato era su gata Dina, Laura que porque a lo mejor era la casa de la abuela de Alicia y el gato la conocía, Gonzalo que porque se ríe del ruido que hacía el bebé (no lloraba, sino que emitía un ruído insoportable), Javier que porque el gato es feliz, y Pepa de nuevo, porque sería su cumpleaños. Terminada la lectura, nos centramos en el olfato que Alicia tenía y que le había hecho estornudar al apreciar con su nariz la pimienta. A raíz de esto, hicimos un taller de olfato en el que un compañero daba a otro algo para oler, y éste, sin mirar, tenía que adivinar de qué se trataba. Algunas cosas fueron más fáciles de adivinar que otras, y es que ¿a quién se le iba a ocurrir que la seño trajese a clase pescado, colonia y hasta pasta de dientes?






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