martes, 13 de noviembre de 2012

UN PROBLEMA QUE NOS PREOCUPA.

Desde que comenzamos el curso, nos dimos cuenta de que teníamos un problema real con nuestra asamblea; se nos había quedado pequeña. El curso pasado, no nos afectaba demasiado, o no nos dimos cuenta de ello; pero este curso, no nos sentíamos cómodos. No podemos sentarnos todos en el suelo, de manera que tuvimos que poner dos bancos para que unos se sentasen en ellos y otros en el suelo. Esto nos impide vernos las caras y conversar mirándonos a los ojos, algo que está haciéndose importante este año.
El problema era nuestro, y por tanto, debíamos ser nosotros los que encontrásemos una solución; comenzamos con una conversación en la que planteamos el problema y empezamos a buscar alternativas; tras un rato, decidimos que la ampliaremos por, al menos, 3 de sus lados. Nos dimos cuenta de que la asamblea está formada por losas, y Daniel repasó una de ellas con tiza.
Buscamos más, para darnos cuenta de que uniendo varias losas, obteníamos espacios más amplios.
Todas las losas que íbamos encontrando, tenían la misma forma, rectangular. Pero Amalia encontró una que tenía una forma diferente; era cuadrada.
En nuestra asamblea por tanto, hay losas de dos formas: cuadradas y rectangulares. 
Decidimos contarlas para saber cuántas losas había en total. La mejor forma es repasarlas primero y después, ponerles a cada una, un número dentro para no equivocarnos.

Conseguimos descubrir que en nuestra asamblea hay 46 losas, de las cuales 38 son rectangulares y 8 son cuadradas.
Están ordenadas en filas, algo que da a este espacio una cierta organización. En total, son 7 filas.
Preguntándonos por qué la persona que construyó la asamblea puso algunas losas cuadradas, entendemos que sería porque no cabían las rectangulares. Pero tenemos un problema, y es que no podemos despegar una losa para rectangular para comprobar si cabría o no en los lugares en los que hay losas cuadradas. Por eso, decidimos hacer una losa de cada forma de otro material, que podamos mover y cambiar de posición; decidimos hacerlas de papel, usando folios. Pero el tamaño de los folios no es el mismo que el de las losas, lo que nos obliga a usar diferentes estrategias hasta conseguir una losa con el mismo tamaño que las cuadradas y otra con el mismo que las rectangulares.



Ahora que tenemos unas losas que podemos mover, las usamos para comprobar si todas las losas cuadradas tienen el mismo tamaño y todas las rectangulares también. En efecto, todas las de igual forma, tienen el mismo tamaño.
Usando nuestras losas de papel, comenzamos con nuestra intención de ampliar la asamblea por uno de sus lados. Comprobamos que hay varias losas cuadradas, y usando la rectangular que construimos de papel, vemos que sí hubiese cabido, pero se saldría del filito que formaban las otras.
Pero a estas alturas, no podemos pretender poner unas losas sobre otras, pues nuestra asamblea está formada por losas situadas unas al lado de otras. Entonces, pensamos que la ampliación de nuestra asamblea por ese lado, podría ser añadiendo una losa rectangular más, y vemos hasta dónde llegaría entonces.
Nos parece bien la ampliación, y decidimos que añadiremos 7 losas rectangulares, una por fila. Pero, ¿y si la persona que nos ayude en esto sólo trae losas cuadradas? Comprobamos que una sola losa cuadrada por fila no es suficiente para conseguir la ampliación que pretendemos, pero sí dos.

¿Cuántas losas cuadradas necesitaríamos entonces? Toca contar de dos en dos, y no es fácil; 7 veces 2. Jorge propone contar usando los pies, de manera que cada salto serán dos. Necesitaríamos 14 losas cuadradas.
En este punto estamos, intentando resolver un problema real que nos está haciendo reflexionar, poner en práctica estrategias, hipótesis que después comprobamos en la práctica. Y lo hacemos juntos, porque sabemos que será más fácil. Tenemos un objetivo claro y estamos seguros de que lo conseguiremos.

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