Esta semana, recordamos el experimento de la pasada, y sobre todo, nos centramos en el experimento de la semana anterior, ya que como aquel día hicimos con las botellas, íbamos a construir un instrumento musical. Pero no sería tan fácil, porque hasta que no tuviésemos toda la información, no comenzaríamos a hacerlo; y íbamos a ser nosotros, los que tendríamos que averiguar todo lo que necesitaríamos.
Esta vez, no haríamos un instrumento musical que sonara golpeándolo, como en el caso de las botellas; buscábamos otro tipo de instrumento. No nos costó mucho trabajo deducir que podría ser un instrumento que sonase soplando, y en efecto, iba a ser así. Hablamos de algunos de estos instrumentos, como la flauta, la armónica, el clarinete, el saxofón; todos ellos, son instrumentos de viento.
Lo que íbamos a crear, era una mezcla entre flauta y armónica; una flauta de pan. Daniel y José Manuel conocían este instrumento, y nos fueron contando cómo era; de toda esta información, extrajimos lo más importante: estaba formado por tubitos, con agujeros por los dos lados, unidos con una cuerda o algo parecido, y con la parte de abajo en forma de escalera, pues no todos tenían el mismo tamaño.
Pero, al construirla nosotros y nosotras, debíamos usar materiales convencionales, así que nos planteamos cuáles podrían ser; José C. propuso el cartón, Belén la madera, Laura los tubos de plástico de un juego de construcción, y Gonzalo propuso usar cañitas. Nos quedamos con esta última idea, pues era lo que más se asemejaba a los tubitos de los que hablaban Daniel y José Manuel. Presentamos por tanto el material, cañitas de plástico, fiso y tijeras; cada grupo se fue a su mesa con una madre voluntaria, para construir su flauta de pan.
Todos los grupos, decidieron hacer una flauta de pan con el mismo número de cañitas que la flauta que les enseñé, pero las estrategias seguidas por cada equipo fueron muy diferentes:
- Los pingüinos fueron colocando una cañita junto a otra, de manera que iban cortando la siguiente cañita para que fuese un poco más corta que la anterior. Así, hasta terminar con la última cañita, que era la más corta de todas.
- Las tartas decidieron unir primero todas las cañitas (13) con fiso, para después, ir cortándolas de mayor a menor. Y practicaron un pequeño truco; colocaron encima de su flauta, la flauta que ya estaba terminada, de manera que la usaron de modelo y sólo tuvieron que recortar cada cañita con el tamaño que les marcaba la de la flauta ya terminada.
- Los dinosaurios colocaron la primera cañita, y repartieron las demás entre los compañeros. Fueron recortándolas libremente, y después, se encargaron de ordenarlas de mayor a menor, viendo que algunas habían quedado casi iguales, y siendo bastante complicado decidir cuál era más larga que otra.
- La brillantina cortaron las cañitas de una en una, teniendo en cuenta la misma premisa: cada cañita debía ser un poco más corta que la anterior.
Compartimos la manera en la que cada grupo había construido su flauta de pan, apreciando que el proceso había sido diferente, puesto que, para llegar al mismo resultado, no hay un único camino, sino varios, y todos igual de válidos, pues todas las flautas funcionaban y emitían sonidos graves (cañitas más largas) y sonidos agudos (cañitas más cortas). Todo tiene que ver con la velocidad con la que el aire vibra en unas y otras.
Desde aquí, volvemos a agradecer a nuestras familias su colaboración; sin ellas, esta actividad no hubiese sido posible. Esperamos que pasasen un buen rato y que pronto, volvamos a verlas por nuestra clase.
LA FLAUTA DE PAN. on PhotoPeach
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