sábado, 26 de noviembre de 2011

LA OXIDACIÓN DE LA FRUTA.

Seguimos con nuestro experimento semanal; ahora, nos ha tocado reconocer otro proceso que se desarrolla en algunos alimentos, y que se llama Oxidación. Al comprobar qué sucedía en una manzana cuando la partíamos y esperábamos un rato, vimos que ésta se oscurecía, eso era producto de la oxidación. Como no sabíamos qué significaba ese término, Francisco nos dijo que mirásemos en el diccionario; después de leer su definición, llegamos al acuerdo de que era lo que le pasaba a algunos alimentos cuando entraban en contacto con el oxígeno. Daniel ya nos habló un día del oxígeno, así que le preguntamos a él qué era eso; nos contó que era el aire que respiramos y que era invisible. Pues bien, cuando algunas frutas entre en contacto con el oxígeno del aire, crean una capa oscura a modo de defensa para que no entre ningún tipo de bichito en la manzana. De hecho, si le quitamos esa capa a la manzana, vemos que por debajo, la manzana sigue perfecta. Nosotros también tenemos un mecanismo de defensa para que no se nos metan bichitos en el organismo, los pelitos de la nariz.
Cuando veamos por tanto, una fruta un poco oscurecida, ya sabremos por qué es, y también sabremos que podemos comérnosla porque gracias a esa capa, no ha entrado ningún bichito. Pero nos empeñamos en averiguar si había alguna manera de conseguir que la fruta se oxide más lentamente. Los niños y niñas dieron muy buenas ideas y probamos cada una de ellas para ver si estábamos en lo cierto y conseguíamos nuestro propósito:

·         Pepa: meterla en una bolsa y hacerle un nudo (y lo hicimos)
·         Daniel: Ponerla en un plato y ponerle otro encima (lo hicimos)
·         Sara: meterla en una caja con tapadera (y lo hicimos)
·         Jorge: con una tela (y lo hicimos)
·         Laura: guardarla en una servilleta y liarla bien (lo hicimos)
Después, la seño también nos dio algunas ideas para que las comprobásemos; cogimos 4 trozos de manzana y pusimos cada uno en un plato. Al primer trozo, no le hicimos nada; al segundo, le pusimos zumo de limón; al tercero, lo recubrimos con plástico; y al cuarto, lo cubrimos con hielo. Esperamos un rato y después comprobamos todas las opciones para ver qué manzana estaba más blanca:
   -La manzana 1 se había oxidado mucho.
   -La manzana 2 no se había oxidado.
   -La manzana 3 se había oxidado.
   -La manzana 4 se había oxidado muy poquito.
Por tanto, la mejor manera de conservar la manzana había sido el zumo de limón. Esto se debe a que el zumo de limón se oxida más rápido que la manzana, creando en ella una película que la protege del oxígeno.
Comprobamos también las opciones de los niños y niñas, y vimos que todas las manzana se habían oxidado. Nos costó entender por dónde se había metido el oxígeno, si las habíamos protegido lo mejor posible.
Pues bien, como el zumo del limón y también de la naranja protegen a la fruta para que no se oxide, hicimos una macedonia para la que partimos varias frutas en trocitos y las echamos en zumo de naranja para que no se estropeasen. Al final de la mañana, vimos que la fruta seguía perfecta gracias al zumo y pudimos degustar la macedonia. Rica, rica.


OXIDACIÓN DE LA FRUTA. on PhotoPeach

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